- IA Prohibida Newsletter
- Posts
- Black Files
Black Files
La mentira elegante del poder

Black Files: La mentira elegante del poder
Nos han acostumbrado a titulares fáciles, a promesas huecas y a una narrativa que se repite como un eco gastado: “todo está bajo control”.
Pero los que piensan, los que no se conforman con el discurso oficial, saben que no está bajo control, sino bajo manipulación.
El ciudadano medio ha sido infantilizado. Se le lanza una consigna —recicla tu botella, cámbiate al coche eléctrico, apaga la luz— y se le hace sentir protagonista de una salvación colectiva que nunca llegará.
Mientras tanto, las cifras reales apuntan a otro lugar: cien empresas concentran la mayoría de las emisiones globales, quince cargueros contaminan más que todos los coches juntos, y los gobiernos gastan más en propaganda que en soluciones.
No es ciencia. Es negocio.
No es ecología. Es obediencia.
Y lo más oscuro es la forma en que lo ejecutan. No te apuntan con un arma, no te encierran en un calabozo. Te educan para aceptar lo inaceptable. Crean un teatro en el que discutir sobre bolsas de plástico mientras firman contratos millonarios con petroleras, mineras y corporaciones que devoran países enteros.
El poder no grita. Susurra.
El poder no manda. Sugiere.
El poder no te esclaviza. Te convence de que eres libre.
Esa es la mentira elegante. La mentira que se disfraza de progreso, de sostenibilidad, de justicia social. Una mentira que se digiere fácil, que se enseña en las escuelas y se repite en las noticias.
Pero no nos engañemos: no somos estúpidos.
Sabemos que la deuda no es un accidente, sino una cadena calculada.
Sabemos que los incendios no siempre nacen del clima, sino de intereses.
Sabemos que el coche eléctrico no es salvación, sino explotación a miles de kilómetros de distancia.
Sabemos que las guerras no cesan porque son demasiado rentables para quienes venden las armas.
El ciudadano no es ignorante: está cansado.
Cansado de escuchar que todo es por su bien.
Cansado de que se le trate como un niño al que hay que reñir mientras otros saquean en silencio.
Los Black Files no son teoría ni ficción. Son bisturís.
Cortan la carne de la mentira para dejar expuesto lo que late debajo: un sistema diseñado no para servir al ciudadano, sino para mantenerlo dócil.
La pregunta no es si esto va a cambiar.
La pregunta es: ¿cuánto tiempo más vamos a seguir fingiendo que no lo vemos?
Reply